viernes, 10 de junio de 2016

"No te limites por la edad..."




En toda nuestra vida aprendemos cosas de manera inconsciente y automática. Observamos, imitamos y reproducimos ese comportamiento y, al hacerlo, LO ACEPTAMOS Y ESTAMOS DE ACUERDO con esa idea. Es así como le decimos al subconsciente: He aceptado esto en mi mundo, reprodúcelo para mí; y él, que está para obedecernos y darnos TODO lo que le pidamos, no deja de ser  fiel y obediente a cada una de las ideas que hemos colocado en su haber y las reproduce e-x-a-c-t-m-e-n-t-e  una y otra vez, una y otra vez.

Esto mismo pasa con la Idea de la edad: APRENDEMOS A SER VIEJOS y, como todo lo que aprendemos, LO HACEMOS SIN CUESTIONAR aceptando esas ideas como hechos, entonces es lo que sucede, se convierte en un hecho para nosotros y lo manifestamos.
 "El hombre nace, crece, se reproduce y muere".  ¿Cuántos de nosotros no escuchamos esta frase? Y me preguntó yo, en el inter de reproducirse y morir teníamos que agregar: ¿entra en proceso de descomposición y muere?

Se oye gracioso, ¿verdad? El chiste y su relación con el inconsciente, diría Freud. Cuando algo nos da risa, esa risa nos revela que la idea está guardada en el inconsciente y, por ende, no somos conscientes de ella... pero esa risa es la punta del Iceberg, el hilo de una madeja que podemos empezar a jalar para averiguar cómo es que aprendimos A SER VIEJOS.

Nuestros abuelos son el primer referente. Aprendimos que, si llegamos a tener su edad luciremos y estaremos como ellos: pelo cano, arrugas en la piel, andar lento, apariencia débil, dientes incompletos, etc.  Hemos tomado nota, aceptamos la idea y la guardamos en el inconsciente, quien desde ese momento empieza a reproducirla y se ve reforzada con otras ideas que lanza al aire la gente. Es decir, ¿ Cuántas veces no escuchaste a tu mamá, a tu papá o a alguien mayor decir: "Ay, ayer me quedé atorado, intenté recoger algo del piso y no me pude enderezar,  ya es la edad... El otro día de me olvidó lo que quería decir, lo tenía en la punta de la lengua y no lo dije, ya es la edad...Me cansé de caminar y eso que fui cerquita, no es lo mismos los 3 mosqueteros 20 años después, ya es la edad...estoy muy cansada para ir de fiesta, sólo quiero dormir, ya es la edad... me truenan los huesos, se me cae el pelo, ya cambié mucho, extraño los veinte, ya es la edad...ya es la edad". 

Y podría  seguir. ¿Cuántas ideas así recitamos de memoria, COMO LORO?

SÍ, COMO LORO, porque NUNCA NOS DETUVIMOS A REFLEXIONAR EN ELLAS Y A PREGUNTARNOS SI LAS QUERÍAMOS EN NUESTRA VIDA.

Tal cual lo has leído. Sé que he llamado tu atención, que he roto una taza y has volteado a verme.  

Sí, podemos cuestionarnos si las queremos y PODEMOS ELEGIR NO QUERERLAS REPRODUCIR Y DECIDIR QUÉ QUEREMOS VER, a qué  ideas sí queremos darles vida.

Piensa por un momento en lo agradable que es tener un cuerpo sano y funcional, sentir sólo el cansancio normal de una actividad; que las fuerzas no te abandonan, que los días pasen y tú te veas y sigas igual que en los veintiséis. 

Es posible.  

El ser humano desconoce todo el poder y capacidad con que fue hecho. Dios nos creó para ser siempre sanos y funcionales, ¿ tú ves funcionalidad y salud en la vejez? Claro que no. ¿Ves felicidad en ella? Honestamente no, porque si observamos con el corazón a las personas viejas, podemos ver la añoranza hacia un pasado que ya se fue POR LA EDAD y no les permite hacer cosas que les hacían felices: bailar, hacer ejercicio, cargar a sus nietos, recordar cosas, etc.

Somos hechos a imagen y semejanza de Dios. Dios es la Mente y Todo es mente; por lo tanto nosotros también creamos con la Mente y todas las ideas que ponemos en ella fructifican. Nos conunicamos con Él pensando y pensando creamos.

Aprendimos a ser viejos a base de repetir, repetir y repetir ideas.  De esa forma las grabamos en el subconsciente y al hacer eso le dimos la ORDEN de que las reprodujera en nuestra vida. 

Piensa, ¿ Cuántas veces has escuchado en tu vida las mismas frases? Exacto, muchísimas, las mismas que le has repetido al subconsciente y has sembrado en él.

¿Quieres hacerte viejo? Sé que la respuesta es no. Si dijiste sí, tal vez es hora que dejes de leer estas líneas, no sin  antes preguntarle a una persona vieja si le hace feliz ser viejo.  Sé que la gran mayoría dirá que no, porque ¿a quién le gusta verse disminuído en sus capacidades? ¡ A nadie! no fuimos hechos para envejecer, pero el ser humano siempre se pone "creativo" y entonces se le hace "divertido" llevarle la contra a Dios para decir ¿Ves?, también se puede ser viejo. ¡Claro que se puede, nadie dijo lo contrario! Pero ¿ES INTELIGENTE TOMAR ESA POSTURA?
Ahora sabemos que no.  Nos ponemos "creativos" para demostrar que podemos "tener la razón " y nos llevamos entre las patas. 

¿Quieres cambiar esa postura? Haz consciente lo inconsciente. ¿ Quieres mantenerte joven hasta que abandones este plano de existencia?

En soledad y en silencio y de la mano de Dios medita en esta idea de la edad. Sí, de la mano de Dios, porque sin Él, realmente nada podemos hacer y hay mucho qué cambiar. Necesitamos del Creador del Universo  que todo lo puede. Además, es hora de ponernos creativos A NUESTRO FAVOR.
 Medita entonces  en todo lo que te han dicho con respecto a envejecer. Toma un cuaderno y Haz una lista de tooooodas esas ideas. Reflexiona en ¿quién te las dijo,cuándo y cómo te sentiste? anótalas una por una en una lista.
Por ejemplo, las ideas que puse más arriba: 

Ideas de vejez: "pelo cano, arrugas en la piel, andar lento, apariencia débil, dientes incompletos".


Es hora de Crear tu realidad de manera diferente.  Reemplaza esas ideas por ideas Afirmativas es decir:


- pelo cano.  La idea afirmativa que lo reemplazaría podría ser: Mi cabello siempre tiene su color natural, es sano y sedoso.
- arrugas en la piel: Mi piel siempre es joven y lozana, de veinte años. 
- andar lento: Mi andar está lleno de vida.
- apariencia débil: Mi cuerpo siempre  es joven y fuerte.
- dientes incompletos: Mi dentadura está sana, completa y la cuido con Amor.


Hazlo así con cada idea que quieras cambiar y hazlas tu Mantra. Repítelas una y otra vez sintiéndolas VERDADERAS en cada fibra de tu Ser visualizándote siempre joven. 
Al repetirlas de este modo, las grabarás en el subconsciente y él te obedecerá y las hará realidad para ti, porque esa es su función y razón de ser. Hazlo diario. Podría ser algo como esto:

"Gracias Padre-Madre porque siempre tengo mi cabello de color natural, sano y sedoso. Mi piel es joven y lozana, de veinte años. Mi andar está lleno de vida. Mi cuerpo es joven y fuerte. Mi dentadura está sana, completa y la cuido con Amor.  YO SOY JOVEN SIEMPRE JOVEN.  Gracias, gracias, gracias, Hecho está, Hecho está, Hecho está."


No me creas, compruébalo, como decía Conny Méndez.  

¿Quieres empezar? ¿Qué esperas?


No te límites por la edad. Ésta, no define nuestros conocimientos, sentimientos, ni los alcances de nuestro Espíritu, puesto que son infinitos. 


Debra Oropeza.




sábado, 14 de mayo de 2016

"Cuando haya bruma en tu camino..."



Crisis
Siempre hay momentos así en nuestra vida. Muchas veces tendemos a resistirnos al ritmo que trae esa experiencia. Simplemente no queremos movernos por más que se  nos esté llevando en esa dirección.  Nos sentimos asfixiados, sofocados, sin salida y vemos todo negro o brumoso. Pretendemos detener las cosas, negarlas, fingir que nada de lo que estamos viviendo, está pasando. No queremos sufrir, detestamos hacerlo, aunque nosotros mismos nos hayamos llevado por ese camino. No queremos pasar momentos amargos porque sobrevaloramos los momentos buenos, porque ignoramos que en los momentos oscuros también vienen bendiciones.

Cuando bajamos los brazos por lo cansado de la batalla, logramos entonces percibir esa voz que nos aconseja calmarnos y tomar un momento para respirar. Ese acto tan sencillo es tremendamente vital y en su simpleza es que se encuentra un gran poder. 

Si voluntariamente nos entregamos a la calma y respiramos, VOLVEMOS A CONECTAR NUESTRA ESENCIA CON NUESTRA PARTE SABIA, que es Dios en nosotros, y podemos  sentir paz en medio de ese y cualquier caos. 

Respira, reconéctate contigo mismo inhalando la misma esencia de la vida: PAZ. 
¿Por qué?
Porque es en la paz donde habita Dios. Porque al decidir calmarnos, dejamos de ofrecer resistencia y FLUÍMOS, nos dejamos llevar, aceptamos que hay algo más grande que nosotros  que lo sabe y lo es todo. Al hacer voluntariamente este acto de tranquilizarnos ya cambiamos nuestra vibración. Ya no atraemos cosas del polo negativo y, si vamos más allá y AGRADECEMOS EL ESTAR VIVIENDO ESA EXPERIENCIA, aunque de momento no entendamos por qué, cambia el aspecto del juego; como elegiste ser y sentirte diferente frente a la adversidad, ¡puedes ver las soluciones, PUEDES VER EL HORIZONTE!

Por lo tanto, deja de temer a las Adversidades. Son grandes Maestras que nos hacen pasar por ratos amargos porque en ellas siempre hay bendiciones: HACEN NUESTRAS RAÍCES MÁS FUERTES, nos preparan para el siguiente paso. Cuando logramos entender esto, se hace la Luz en nosotros y, cuando contemplamos los momentos grises que pasamos caemos en cuenta que nos enseñaron una parte de nosotros mismos que desconocíamos, una parte tan valiosa del rompecabezas de tu vida que, sin haber pasado ese trago amargo NO SERÍAS LO QUE HOY ERES, te faltaría esa pieza.

Deja de engañarte con ese velo quitatiempo del "Hubiera", porque es una forma estúpida de desperdiciar tu Vida; como dicen los hindúes: "lo que pasó es lo único que pudo haber pasado".  ¿Por qué? porque en un plano muy alto de consciencia y antes de venir a esta vida (y cada una de las que has vivido) DECIDIMOS Y ACORDAMOS LO QUE ÍBAMOS A VIVIR, CON QUIÉN, CÓMO Y PARA QUÉ. 

Así como lo lees. 

Es hora que aceptes que NO ERES UN CORCHO EN LA TEMPESTAD, no eres pieza favorita del azar. Eres, has sido y serás un Ser Espiritual Consciente, Pensante y Eterno que en cada  vida te has ido puliendo a ti mismo con cada paso que has dado en ella. 

Entiende que no estás solo y que, si en momentos de crisis logras regresar a lo básico del Ser Humano, resguardarte en lo simple: LA RESPIRACIÓN, puedes saberte y sentirte acompañado y, sobre todo, APOYADO POR ALGO MÁS GRANDE QUE TÚ MISMO, que no es otro sino DIOS.

Compruébalo.


Debra Oropeza.